Warrior

Esperar todos los días que el momento que tanto deseaste, llegue. Llegue y cuando lo haga, esperarlo con los brazos abiertos y lista para gritar, llorar y obviamente sonreír hasta el dolor, de la emoción en cualquier instante, si era necesario. Especular que cuando dicho momento llegase, todo se volvería de un color rosa, que de tanto mirarlo, haría doler los parpados haciendo parpadear a cualquiera. Que el aroma del amor asfixiara a aquel que estuviera lo suficientemente cerca para sentirlo. La atmósfera te diría que dos personas se pertenecían y que nadie nunca los podría separar. Si… yo también lo creía así. Hasta que el momento llego.
Que sucede cuando algo no sale como lo planeaste? Que sucede cuando sabes que algo impide la felicidad completa, pero no lo puedes apartar, destruir, modificar? Y cuando esa persona, esa que tanto anhelaste, esa que te hizo suspirar, esa que te robo el sueño cada noche, todas las noches desde que se conocieron, esa por la cual sentías que cuando estaban juntos, el mundo se detenía y las estrellas solo los contemplaban a ustedes, que pasa cuando esa persona puede que ya no este? La sangre parece ya no estar dentro del cuerpo, la respiración no existe, el latido se vuelve algo tan lejano que simula ser desconocido, la vida se vuelve un borrón, manchas que van y vienen sin modificar la inútil existencia. Ya no existe nada, solo insulsas esperanzas de que en algún momento, ambos puedan tenerse mutuamente, sin importar terceros o estupidas situaciones, sin que nadie pueda arrebatarles aquello que los hace feliz, poder dormir, sabiendo que el otro estará a tu lado al día siguiente, poder palpar las palabras que se dirán, que todo vuelva a un lugar menos doloroso en el que se encontraba. Esperando… esperando, aun sigo esperando.

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